Busco la sombra
debajo de un árbol
para que no pueda
sentir el calor de tu ausencia,
que se escapa de mi
piel
como si fuera una
esencia.
Busco esa cara de
ninfa,
tan bella y
maravillosa,
que iluminaba todo
el firmamento,
para que pudiera
admirar.
Busco tus grandes
ojos,
que me miran una vez
más,
con cariño y con
ternura,
sin ningún ápice de
amargura.
Busco un pedazo de
esos besos perdidos,
que me dabas como si
fuera el último,
sintiendo tus labios
y tu lengua
palpando tu amor
perdido.
Busco ese cuello
tallado,
que me tenía siempre
extasiado,
en una nube sin
rumbo,
para tenerlo siempre
a mi lado.
Busco esa última
caricia que me diste,
que se me erizaban
todo el bello de mi cuerpo,
temblando como una
campana
que sabías bien como
hacerlo.
Busco el ulular de
tu corazón,
que me encendía la
pequeña melodía
de unas gaviotas
volar
que nunca podría
olvidar.
Busco la palma de tu
mano,
por los rincones
perdido de mi talle,
que sabían bien
donde tocar
para llegar al clímax
más excitante.
Busco el roce con tu
sexo,
tan puro y tan
tierno,
que me estremecían al
encontrar,
todo tu amor sin
nada de tempestad.
Busco tu lisa piel,
que me hace
estremecer,
con un simple roce
para llevarme a lo
más alto.
Busco y rebusco,
y ya no encuentro
aquello,
se esfumó como un suspiro
que ya no lo tengo.
Volveré a buscar en
otro lugar,
y me pondré a soñar
una vez más en
El sueño de una “Tarde”
de verano.
Javier Tiene Sueño
21/08/2014