Todos los días “Al
despertar”
veo a mis sueños
pasar,
a un lugar diferente
de una forma
coherente.
Intento recordarlos,
no hay manera,
se me escapan,
no dejan que entre
en ellos,
se volatilizan con
una rapidez
que mi mente los
deja correr,
como ríos de gloria
de los paisajes de
Moria.
Me dejan tal
sensación
que parece la más
bella canción,
de un lugar
encantado
en el que nunca he
entrado.
Un día me encontré
con uno
el más bello y oportuno,
que me dedicaba la
mejor sonrisa
de una persona que
no conocía,
y me enseñaba a
reconocer
a ese amor que iba a
perder.
Me escapé de allí,
no lo pude resistir,
corrí como un
leopardo
para dejar ese
espanto
para entrar en otro
mejor y más hermoso.
Pero no lo recuerdo,
solo veía un enebro
de paz y armonía
que allí me
quedaría.
No quería salir de
allí,
estaba como en otro
sueño
pero al final elegí
irme
y dejarle otro
dueño.
Ya no volví a ese
lugar,
extraño pero eterno,
pero si vuelvo a
entrar
no lo dejaría
escapar,
ya que era una paz
sanadora
que no pasaban las
horas.
Quiero dormir,
que venga el dios
Morfeo,
para llevarme
al mundo de los
sueños
para vivirlos con
empeño,
y recordarlos
infinitamente
y tatuados
eternamente.
Sin un día los
recuerdo,
los escribiré sin
remordimiento,
para que os vengáis
conmigo
pero no en forma de
castigo,
sino viajar todos
juntos
a un mundo de
ensueño.
Ahora me voy a
soñar,
o al menor intentar,
para cuando me
levante
poder recordar ese
instante
que me sentía un
mortal
dentro de mi burbuja
de cristal.
Javier Tiene Sueño
07/04/2014