Nunca se cuantos
caracteres emplearé al escribir una nueva entrada en mi blog. No lo pienso y
así pasa que normalmente siempre escribo de lo mismo. No tengo nuevas ideas o
no se si será buenas o mala. Pero todo lo que pongo en este pequeño diario que
tengo, las escribo desde lo más hondo de mi ser y sin trampa ni cartón. Me
muestro tal y como soy. Sin que nadie me diga lo que voy a hacer (que ya tengo
bastante con lo que me dicen para que también esto tenga que ser lo que me
impongan) porque esto es mío y solo mío y de nadie más.
Nunca encuentro las
palabras adecuadas para expresar todo lo que llevo dentro de mí (y es mucho por
lo grande que soy). Si son buenas, me cuentan mucho más ya que no estoy
acostumbrado. Sin embargo, cuando son malas no me hace falta ni pensarlo, salen
sin más, como un aguacero de ideas de mi mente.
Nunca llueve a gusto
de nadie. Y menos va a ser a mí. Que como un simple mortal, veo la vida pasar y
no encuentro nada ni nadie que cambie como soy. Es decir, tengo una meta en mi
vida (que será larga o corta nadie lo sabe) y espero que se cumpla, más pronto
que tarde. Aunque no se puede mirar al futuro, sin tener un presente para
llegar a la meta que tengo prevista. No la puedo adelantar. No viene a cuento
pero solo puede decir, que si sigue para delante, seréis los primeros que lo
sepáis.
Nunca imaginé lo que
podría pasarme por la cabeza, cuando pienso en todos los pensamientos que tengo
y querría que se me cumplieran. Pero claro, soy un ser racional y como dijo
Descarte “Pienso luego existo”. Doy
vueltas a tantas cosas a la vez que no doy abasto. Y pasa lo que pasa después,
me entra ese sentimiento de tristeza, abatimiento e irracionalidad. No
encuentro esa salida para salir corriendo y solucionar todo lo que tengo en mí.
Pero, me armo de valor, cojo el toro por los cuernos y digo, sigue adelante que
sino te ayudas a ti mismo, nadie lo va a hacer. Ya que, últimamente me doy
cuenta, que no estoy contando muchas cosas de mí. Me las guardo, no quiero
preocupar a nadie y falta que hace, porque todo el mundo tiene sus problemas y
comentarlas y dar pena, no soy así. Tengo el poder suficiente para armarme de
valor y seguir para delante y que pasen cuanto antes (ahora mismo estoy bien,
pero son sentimientos que he tenido en estos meses de ausencia).
Nunca podré dar las
gracias a mis ángeles que me cuidan desde donde están. Me acompañan como cada
día y les hablo siempre que puedo y que mi cabeza me permite. Puedo decir, que
últimamente han estado más cerca de mí que en anteriores veces. Me han guiado,
escuchado y comprendido como nadie lo han hecho, desde la soledad de mi
habitación. Y les voy a seguir necesitando ya que nunca se sabe lo que puede
pasar, pero ellos siempre me darán esa respuesta (aunque se que no me contestan
ni están en cuerpo presente, pero están ahí y se que desde la más lejana de las
estrellas donde se esconden me cuidan y protegen) que necesito.
Nunca diré de esta agua
no beberé, porque se que lo voy a hacer. Se me pasa por la cabeza que no tengo
que decir esto. Y lo hago, no falla lo suelto tal y como lo pienso. Pero es que
es mi defecto, o como me han comentado, es una virtud. Porque sino digo lo que
pienso luego a la larga me viene lo que me pasa bastantes veces, que exploto. Y
pago con quien no tiene que ser todo lo que tengo guardado. Y no puede ser.
Siempre intento decir a la gente lo que pienso, aunque no siente bien, soy así
y no voy a cambiar. Me equivocaré y tendré que comerme mis palabras, pero no se
quedará en mi mente para no dar vueltas a un mismo tema. Se suelta y tienes la
sensación de estar a gusto contigo mismo y libre sin que tu mente te esté “No
lo digas, no lo digas, no lo digas”. Nunca llueve al gusto de nadie. Y a mi me
pasa con esto. Soy un bocazas, lo reconozco, no me callo, así pasa,
remordimientos de conciencia.
Nunca tendré el
valor de dar las gracias a esas personas que me han ayudado tanto desde que
tengo conocimiento. Desde pequeño han estado ahí, a las duras y a las maduras.
Dándome esos consejos, que yo siempre he recibido con agrado en algunos casos y
con desagrado en otro. Pero lo dicen por mi bien para que no me de ese cabezazo
que me he dado en tantas ocasiones. Pienso que tarde o temprano, me tendré que
armar de valor y darles las gracias por esta ahí en cada momento (y más desde
hace tanto tiempo por la situación en la que me encuentro), por escucharme y
ayudarme. Yo no soy de dejarme entrar en mi ser, pero tendré que aprender para
agradecérselo de alguna forma y lo sabréis también.
Gracias mis
seguidores por leerme y por estar ahí siempre, espero que una vez más
encontréis en este pequeño relato una parte que no sabéis sobre mí. Aunque creo
que soy muy transparente y me dejo ver, pero nunca se sabe como acertar y a
quien contar todo lo que te ocurre. Pasar un buen día y hasta la próxima cibernautas.
Javier Tiene Sueño
11/11/2013