En un momento de mi
vida, fue el cambio de trabajo (de la Residencia a una empresa de artes
gráficas), sucedieron tantas cosas que algunas no las recuerdo bien, pero otras
si, pero ahora no voy a contar porque no vienen a cuento. Solo puedo decir bien
claro y bien alto que hasta mi parecer cambió en todos los aspectos tanto
emocionalmente, con en mi mente, en mi corazón y en toda mi vida. Tenía miedo a
la soledad, no tenía ganas de nada ni de sentir por nada ni por nadie, pero
nunca se sabe lo que te puede pasar y lo que puedes encontrar. Es en ese
momento que cambias en muchos aspectos que todo te parece como nuevo y quieres
descubrir pero sin pasar con lo que tenías con anterioridad, mal estar, sin
ganas de nada y sin ganas ni de vivir, pero haces tripas corazón, agarras el
toro por los cuernos y tirar como puedes hacia delante como un buen jabato que
soy.
Al principio de mi
recorrido en la empresa de artes gráficas, todo era nuevo, tenía que descubrir
hasta como poder respirar ese nuevo ambiente en el que me había metido y
encontrar un sitio y un lugar para poder situarme como ser humano que soy. Fue difícil
de encontrar y de aceptar porque me pusieron muchas barreras y no me dejaron ni
decir ni expresar todo lo que se me pasaba por la cabeza. Pero como se suele
decir, poco a poco las cosas vuelven a su ser, te poner las pilas y vuelves
como puedes a ser un poco más tu. Das tus opiniones a la gente que tienes
alrededor, tienes más confianza en ti, no pones tantas barreras y sobre todo no
pones esa barrera que tienes a nada, das un nuevo paso y a ver que sale. Sobre
todo en ese momento salieron las cosas muy bien, porque poco a poco conseguí
unos objetivos, aunque luego se chafaron pero eso no es cuestión ahora mismo, y
mirar al horizonte y no dar la vuelta en nada de lo que deje en el pasado, que
fue turbio y sin sentido, pero abrí los ojos y encontré cosas mucho mejores.
Pasó todo al
principio de empezar, que todo es nuevo, es lo más normal, pero con el paso del
tiempo ya encontré mi sitio, mis nuevas situaciones y sensaciones, ya que tenía
un poco más de libertad, seguridad e igualdad. Lo mas extraño fue cuando conocí
a una mochila azul, que al principio no me hizo mucha gracia, pero luego con el
tiempo la empezaba a ver en mi habitación y me preguntaba ¿Me podrá ayudar en
este momento nuevo que estoy viviendo?, ¿me acompañará en mi camino?. Pues así
fue, me la cargué en la espalda y así es como empezó todo.
No sabía que nombre
ponerla o como llamarla, aunque parezca raro hablo mucho con ella y me da unos
consejos que mas quisieran muchos darlos, pero me resulto a la vez fácil
ponerla ese nombre porque lo tenía inscrito en su solapa con lo cual desde ese
momento la empecé a llamar OCHOA. Es azul completamente con su nombre bien
puesto y la cremallera es verde. En la parte de arriba tiene un asa para
cogerla también con una sola mano y en la parte de atrás dos grandes asas para
llevarla sobre mi espalda. Y la única pega que tengo de ella y lo sabe por
supuesto, que no es muy grande para meter muchas cosas en ella. Porque ya con
poquito ya está llena y eso que yo la he llenado pero con muchísimas cosas,
pero ya sabemos que uno siempre se queja de todo cuando no entra todo lo que
queremos meter. Pero no se, es muy cómoda y no puedo quejarme para nada de ella
porque sin ella ahora mismo no tendría una mochila en la que poder llevar mis
pertenencias.
Al principio de
llevarla a cuestas no sabía si se sentía bien de haber dejado a sus otras
compañeras, si estaba muy asustada o si podría hablar con ella. Pero un día
ella fue la que me dio la primera frase y desde aquel momento no hemos podido dejar
de hablar entre nosotros. Hemos vivido muchas aventuras juntos, que ya contare
sobre todo, viajes, conciertos, hasta robos, pero lo mejor que puedo decir que
es una fiel compañera y que puedo contar con ella. Pareceré que estoy loco, si
lo reconozco, pero no se me ha dado tal confianza que no puedo dejarla a un
lado, todos los días tenemos que tener una pequeña charla de ver como nos ha
ido el día es como una rutina que hemos cogido los dos y cuando no lo hacemos,
se echa mucho de menos.
Una de las primeras
cosas que me acuerdo, es que una vez metí en ella un libro que pesaba un
quintal, dios mío lo que pesaba. Me hizo trizas la espalda, pero es que tenia
ganas de leerlo y como tenia tiempo lo hacia entre las hora de la comida y las
idas y venidas del trabajo a casa. No se quejó ni una vez, yo la preguntaba y
ella tan contenta y encima me decía que leyera en alto para que ella también lo
escuchara, y a partir de ahí siempre que meto algo en ella me da su visto
bueno, sin ningún peros ni nada. Eso es lo que la hace especial. Pero un día se
me derramó la comida en ella, ahí si que ya lo pasé yo mal porque no sabía ni
lo que hace ni nada, porque se ensució mucho y no me sentía yo bien por ello,
pero reaccione lo mejor posible y la limpie como pude, y más llegar a casa la
di un buen remojo y quedó como nueva. Es lo que tiene la vida de una mochila y
de un patoso como yo, que siempre la estoy liando como buen patoso que soy, no
puedo cambiar.
Dentro de poco ya
cumplirá a mi lado unos cuatro años ya y tengo que contaros tantas cosas que he
vivido con ella, que poco a poco la vais a ir conociendo un poco su historia
conmigo y todo lo que hemos pasado en estos años que al menos a mi me han
parecido muy intensos e interesantes.
Javier Tiene Sueño
24/08/2012